Recurso para familiarizarse con los nombres propios en árabe.
Cuando era pequeña, en la sección de pasatiempos del periódico siempre había un acertijo en forma de jeroglífico que yo me esforzaba en descifrar con poco éxito, dicha sea de paso. Siempre terminaba mirando la solución porque mi forma mental de discurrir no daba con la respuesta. Supongo que si alguien me hubiera enseñado, ahora sería una maestra en el arte de descifrar jeroglíficos (añade risas aquí).
Ya he contado en Mi alfabetización en árabe algunas de mis penas con respecto al aprendizaje de este hermosísimo idioma (que te recomiendo aprender). Una de esas penas es que me iniciaron en él a través de la escritura y no de la oralidad. Viendo lo visto y con la perspectiva de los años, hubiera sido más útil.
¿Cuál es el problema de aprender así el árabe? Que te cuesta la vida entera alcanzar cierta competencia comunicativa porque, al no tener conciencia fonológica ni fonética, imagínate el cacao mental que se organiza en el cerebro. En el caso de la escritura, no se trata solamente de aprender a trazar grafías y asociarlas con el sonido que ya conoces como ocurre en tu L1 cuando eres una criatura; sino que, además, necesitas aprender el sonido al mismo tiempo que la grafía porque lo desconoces; doble trabajo y sobrecarga cognitiva.
La cuestión es que, cuando por fin, después de miles de años y la ayuda de todos los dioses del Olimpo, consigues comprender el árabe estándar, te lanzas a decir algo y qué ocurre. Pues que tu hablar es ortopédico y te comunicas con los demás cual locutora de la tele. Ese es el momento en que tienes una epifanía y te das cuentas de que necesitas aprender un dialecto o, si lo prefieres, una variedad de árabe (tienes 22 países entre los que elegir). Hay quien te dirá que te lances de cabeza a por el levantino porque es el más similar al árabe clásico y otros, que elijas el dariya marroquí por proximad. Para gustos los colores. En realidad, aprende el que te haga sentir más cómoda. De cualquier modo y sea como sea, necesitas aprender un dialecto porque es el instrumento básico con el que desarrollarte en la vida cotidiana.
Confieso que esta parte me parece divertida porque es el momento en que puedes empezar a distinguir los distintos acentos y hablares del mundo árabe. Aquí también te das cuenta de que en este aspecto guarda similitudes con el español y todas sus variantes.
La ventaja hoy día es que hay multitud de youtubers árabes que se retan entre ellos para comprobar si son capaces de comprenderse. Bueno, estoy tiene que ver con la idea de que un egipcio no puede comprender a un marroquí.
Eso sí, parece que el marroquí es uno de los dialectos que más difíciles les resultan en general y el que más sorpresa genera.
Arabia Saudí/Marruecos
Fahad Sal, saudí, tiene un serie de vídeos donde arabófonos de distintos países árabes le retan a que adivine el significado de palabras habituales en su dialecto. Mira, aunque sea por diversión y entretenimiento, merece la pena verlos. Además, de paso, se aprende un poquito.
En lo vídeos verás que se propone una palabra dialectal y Fahad Sal intenta adivinarla con la ayuda del invitado. Este último utiliza la palabra dentro de una frase y un contexto para facilitarle que adivine el significado. Esto es una estrategia de comunicación útil para cualquier persona tanto en su L1 como en su L2 o LE. Por tanto, realizar juegos similares al tabú para desarrollar esta estrategia de comunicación es muy provechoso.
Internet nos da posibilidades infinitas para ejercitar nuestras competencias comunicativas en cualquier idioma que nos propongamos estudiar; en el caso del árabe, también. Hoy dejo en este cuaderno, la lista de reproducción de cuentos del programa: ¡Ábrete Sésamo!
Aclaro aquí que son cuentos para niños, pero eso no significa que sean lecturas sencillas desde el punto de vista gramatical,léxico o de contenido. No hay que confundir literatura infantil con lectura fácil; ya que la finalidad de esta última es accesible los textos a aquellos que no pueden comprenderlos porque su comprensión lectora no está lo suficientemente desarrollada por alguna discapacidad.
Hago este comentario porque, en una ocasión que impartí un curso de ELE para extranjeros residentes para el que no se había propuesto manual, se terminó por comprar un método de E/LE para adolescentes. Lo que resultaba inadecuado dado que los intereses y necesidades de los residentes distan bastante de la de los adolescentes.
Aclarado esto, paso a comentar por qué me gustan estos materiales para practicar por mi cuenta en casa.
¿Por qué me gustan estos cuentos?
Porque son breves. El más largo de todos los que han colgado hasta ahora dura unos 7 minutos. De modo que, puedes organizarte para trabajar la comprensión auditiva del árabe todos los días. Eso sí, no se trata de escuchar por escuchar porque, al contrario de lo que se cree a veces, la comprensión auditiva no tiene nada de habilidad pasiva. Ya que, por lo general, escuchamos con algún objetivo: informarnos sobre un tema, entretenernos, tomar notas, etc. Por esta razón, antes de escucharlos puedes establecer una intención. Así activarás tu atención y aprovecharás mejor esta actividad:
Voy a intentar apuntar todas las palabras que reconozca.
Puedes escribir cinco o seis frases que aventuren sobre qué va la historia para comprobar tus hipótesis una vez la hayas escuchado.
Puedes usarlas como dictado.
Tienen una introducción, un nudo y un desenlace.
Tienen un mensaje y un objetivo. Por lo general, los cuentos nos ofrecen alguna enseñanza, moraleja o conclusión; son transmisores de valores sociales. Por tanto, me parecen un vehículo útil para familiarizarse con las escalas de valores de la sociedad que habla el idioma que aprendemos.
Porque están transcritos y totalmente vocalizados. En mi opinión, esto ayuda a familiarizarse con las vocalizaciones (حركات) del árabe fusha; aunque, si estudias al mismo tiempo un dialecto, te darás cuenta de que estas son ligeramente diferentes).
Grábate. Sí, creo que grabarse una misma leyendo en el idioma que estudia es un ejercicio estupendo para familiarizarse con nuestro nuevo yo en esa lengua que estudiamos. En este caso, la ventaja es que puedes comparar tu pronunciación con lo que escuchas.
Y hasta aquí mis apuntes sobre qué se hacer con este tipo de materiales para avanzar en el aprendizaje del árabe por tu cuenta. Hay tanto material disponible ahora que no hay excusa para desaprovecharlo.
Mi nombre es Thais Pintor y soy salmantina, el primer paso fue Túnez, ahora vuelo un poco más lejos. Siguiente destino: Egipto. Estudiar árabe en España fue "fácil", enfrentarme a la inmersión lingüística, no tanto.