Ayer sábado por la tarde mientras buscaba unos diseños bonitos para la letra kaf, descubrí por casualidad una curiosidad sobre esta letra. A mí me enseñaron a escribir esta letra con una hamza ( ء ). Sin embargo, en origen lo que se escribía dentro de este letra era una pequeña kaf. ¡Madre mía! ¡Tantos años pensando que era una hamza! Aunque, claro, si lo piensas bien, ¿cuál es la lógica para que hubiera una hamza ahí?
Pues, sí. Nada de Hamza, es una kaf chiquitilla lo que se escribe dentro de la kaf en origen. El motivo es distinguir la grafía de esta letra de la de lam. Curiosidades del árabe. No digo yo que no dejas de aprender nunca con esta lengua. (Bueno, en realidad con ninguna porque con el español es un no parar y eso que es mi lengua materna y se supone que tengo un nivel bueno).
Seguí buscando un poco más sobre el tema y finalmente me he encontrado con este vídeo con la explicación. Por cierto, esta polémica sobre si lo que se escribía era una hamza o una minikaf generó muchos memes. Son para echar un rato.
Aquí dejo la explicación porque me parece buenísima. Si hace falta, la traduzco por si alguien tiene la curiosidad.
إليك الجواب الوافي والشافي للسؤال الذي أشغل الكثيرين: هل ما نكتبه في وسط هذه الكاف "ك" همزةٌ أم كاف ثعبانية صغيرة؟ 🤔 إليك الجواب في دقيقة pic.twitter.com/DuaCSzh75K
El factor emocional y afectivo en el aprendizaje de idiomas
En el post anterior reflexionaba muy someramente sobre mi alfabetización en árabe. Comentaba que se produjo cuando yo tenía 18 años, es decir, ya era adulta y en un ámbito académico reglado como es la universidad. Además, cuando empecé mi relación con el árabe yo era castellano parlante con un conocimiento nulo de la lengua árabe. El motivo principal por el que yo estaba matriculada en Filología Árabe era lo mucho que me habían hablado de mi abuelo paterno y de que había estudiado este idioma para dar clases en la Universidad de Salamanca.
Con esos ingredientes como punto de partida, mi historia con el árabe podía haber salido mal. Podía haberme cansado o aburrido. Sin embargo, este idioma me ganó el corazón y me caló. Me entusiasmé totalmente con su aprendizaje porque es absolutamente fascinante. Finalmente, la propia lengua y su belleza se convirtieron en mi principal motivación para continuar con su estudio. Por cierto, en aquel momento y, en general siempre, me he encontrado con la misma pregunta: ¿por qué estudias árabe? ¿Tienes familia árabe? (A esta pregunta añádele cierto gesto de extrañeza o asombro? A la gente le cuesta entenderlo). Por eso me pregunto: ¿qué otros motivos podía haber aducido?
Razones por las que estudiar un idioma
Podía haber dicho que quería mejorar mi currículum o ascender dentro de una empresa. A pesar de que no era el caso. Transcurridos unos años, descubrí que podía haberme sido útil si me hubiera decidido a convertirme en azafata de vuelo para Emirates. (Pero eso es otro historia).
Podía haberle dicho a la gente que tenía familiares árabes. No era el caso, pero, de cierta manera, sí era as
Podía haber dicho que iba a hacer carrera diplomática. (Sonrío porque en cierto punto de la carrera, se me pasó por la cabeza esta posibilidad)
Si me preguntaran ahora, podría contestar que es una estupenda manera de mantener en forma mi cerebro y escapar de las temidas enfermedades degenerativas.
Podría haber dicho que quería trasladarme a vivir a Marruecos. Por tanto, necesito comunicarme en la lengua vehicular del mismo para sentirme parte de la nueva sociedad de acogida.
Sea cual sea la razón, lo importante es que exista porque será el que te ayude a lograr tu propósito. Por supuesto, puede suceder que te enamores tanto de la lengua de estudio que sea por sí misma la causa para perseverar y no abandonar.
Divagaciones
Volviendo a la cuestión del aprendizaje o la enseñanza (ya no puedo separarlos) del árabe ahora me pica la curiosidad por saber cuál es el perfil del estudiante de esta lengua. Hasta ahora no se me había ocurrido pensar en ello: ¿cuántos españoles que no tienen origen árabe lo estudiamos? ¿Cuántos son de origen árabe? ¿por qué lo estudiamos en un caso u otro? ¿La enseñanza de árabe como lengua extranjera está destinada solo para adultos? Si hay niños que lo estudian, ¿en qué ámbito lo hacen?
Yo tengo los datos de mi promoción, pero poco sé de lo que ocurre con las personas que estudian en las escuelas oficiales de idiomas u otras universidades españolas. Si alguien que pase por aquí, tiene datos al respecto y me los puede proporcionar o darme alguna pista, me encantará echarles un ojo.
Seguro que el estado de la cuestión ha cambiado mucho en estos 18 años, que es el periodo de tiempo que ha transcurrido desde que me licencié. Sé que ha habido algún congreso que otro sobre el Árabe Lengua Extranjera, pero no he sido capaz de encontrar mucha información al respecto.
Creo que dejaré la reconstrucción de mi proceso de aprendizaje de la lectoescritura del árabe para la siguiente publicación. A ver si encuentro mis cuadernos escolares.
Enseñanza de la lectura y la escritura de una lengua a una persona, especialmente a un adulto.
A los 18 años pasé por mi segunda alfabetización (¿o fue la segunda?). Ahora mismo tengo esa duda porque he estado buscando información y no me ha quedado claro.
En cualquier caso, aventuro una hipótesis y veré si la confirmo más adelante o no: cuando hablamos de nuestra lengua materna aprendemos el alfabeto cuando ya tenemos adquirida la capacidad oral de comunicarnos. Sin embargo, cuando comienzas a estudiar árabe sin haber tenido contacto jamás con él, tienes todo el camino por hacer. Es decir, estás ante un proceso de aprendizaje mucho más complejo porque no cuentas con los referentes fonológicos, ni las estructuras gramaticales, ni las referencias culturales, ni pragmáticas, ni nada de nada.
No obstante, cuando empecé mi aprendizaje del árabe, no me daba cuenta de que, en realidad, estaba emprendiendo el camino de una nueva alfabetización. Estaba incorporando a mis estructuras neuronales lingüísticas una nueva información muy alejada de la propocionada por mi lengua materna: el español.
Por lo general, dicen que si ya has aprendido otras lenguas, es muy fácil estudiar otra más. En mi caso, mi experiencia previa había sido con el inglés, una lengua mucho más cotidiana para nosotros, y que se enseña con la intención de que nos comuniquemos con ella. Una lengua que me exigió aprender otro alfabeto distinto al latino fue el griego antiguo, que aprendí en 3ª de Bachillerato; un aprendizaje cuyo objetivo era descifrar un texto para traducirlo a continuación. Cuando aprendí ese alfabeto, lo hice como quien estudia un código porque desea desentrañar un misterio. Esta segunda actitud fue la que elegí para acercarme al aprendizaje del árabe por primera vez.
Al comienzo de este post, me planteaba si he pasado por una o dos alfabetizaciones en mi vida. Voy a ver ahora cuáles son las diferencias entre una y otra: cuando aprendes a leer y escribir en tu lengua materna, ya has adquirido la habilidad de comunicarte oralmente; entiendes los mensajes y puedes producirlos. Sin embargo, cuando aprendes una segunda lengua como el árabe (al menos en mi caso), partes del cero más absoluto. No estás familiarizada con ella porque no se encuentra en tu entorno más cercano; no has escuchado a nadie hablarla, ni ninguna canción, no has articulado palabra alguna en ella,… De hecho, creo que lo único que había visto escrito en árabe antes de empezar a estudiarlo era las inscripciones del emblema nazarí en la Alhambra de Granada. Obviamente, me parecían un adorno fantástico porque, sin duda, el árabe es de una gran belleza y su caligrafía todo un arte.
En este caso, el proceso de adquisición de la lengua árabe se produjo a partir de su versión escrita y sin ninguna referencia oral. Es decir, accedí a la lengua que quería estudiar a través de la escritura y no de la oralidad como ocurre con la lengua materna. Así, aprendes al mismo tiempo a dibujar el alifato y las correspondencias entre las grafías y sus fonemas para poder descifrar y producir el texto escrito. (Este tema en concreto, se merece otro post para él porque quiero hablar sobre actividades didácticas que me hubieran sido de gran utilidad para desarrollar la caligrafía).
Este proceso no es sencillo porque tus esquemas mentales se ponen totalmente a prueba. Las grafías no solo distan de las latinas a las que tan acostumbrada estás; sino que, además, se escriben en sentido contrario. Tienes que empezar a escribir de derecha a izquierda y a abrir los cuadernos por la parte que nosotros consideramos el final. Es decir, el final se convierte en ese momento en el principio. Parece una nimiedad, pero no lo es tanto. ¿Has probado a cambiar de lugar un objeto que siempre dejas en el mismo sitio? ¿Qué ha ocurrido?
Esto significa que con 18 años vuelves a verte como un niño ante su cuaderno de caligrafía o tu libreta de cuadros o dos rayas para llenarlas de líneas de práctica con cada una de las letras. En mi caso, aprendí con el cuaderno que Jesús Zanón creó para las clases de árabe de la Universidad de Alicante. Pasados 22 años de este momento y con la perspectiva que me ha dado ser docente de idiomas, puedo decir que me hubiera gustado contar con más técnicas de aprendizaje para adquirir y desarrollar la capacidad lectoescritora en árabe.
Una vez que has desarrollado mínimamente esta capacidad en árabe, pasas a familiarizarte con la lengua oral para ir otra vez a la lengua escrita. (Esto también necesitará desarrollo)
Todo este camino lo puedes recorrer con alegría y espíritu aventurero o lo puedes hacer con cierto grado de frustración porque no avanzas tan rápido como te gustaría. Desde luego, el aprendizaje del árabe necesita de un umbral de tolerancia a la frustración alto.
¿Has aprendido árabe? ¿Me cuentas cómo te fue? ¿O cómo te va?
Este es uno de los métodos que empleo para mantener mis conocimientos de árabe al día: ver telenovelas turcas dobladas a este idioma. Cuando se me ocurrió hacerlo por primera vez, no era una idea novedosa para mí debido a mi trabajo como profesora de E/LE, pues ya había leído antes la experiencia de Isabel Leal con Las telenovelas y las clases de español. Además de que yo misma, a lo largo de estos años, he conocido extranjeros que han desarrollado sus habilidades comunicativas en nuestro idioma gracias a las telenovelas mexicanas.
Por esa razón, pensé: si a tanto estudiante de español le ha ido bien con este método, ¿por qué no va a funcionarme a mí con el árabe? Así que, dicho y hecho. Abrí el buscador de turno y me puse a buscar series en árabe. Hace quince años todavía no existía Netflix, por eso recurrí a San Google. Pronto me di cuenta de que no iba a encontrar ninguna serie doblada al árabe clásico, que era con el árabe con el que más familiarizada estaba. Sin embargo, di con un buen puñado de series turcas dobladas al dialecto levantino. Entonces, me dije: ¿por qué no? Voy a probar. A ver cuánto consigo comprender. En ese momento, no apliqué ningún tipo de técnica didáctica que pudiera acelerar el desarrollo de la competencia auditiva. Simplemente, me ponía a ver las series esperando entender lo que decían a partir de las situaciones que se planteaban.
Empecé con esta aventura de las series turcas en 2010
Antes de este año para mantener el árabe fresco me afanaba por bucear en la web de Aljeezara porque las noticias estaban escritas y, además, locutadas. De ese modo, podía leer al mismo tiempo que las escuchaba. Sin duda, es buen ejercicio para esto de la práctica de lenguas porque te permite ir creando conciencia fónica y desarrollar la habilidad lectoescritora. Saqué la idea de los días de laboratorios de idiomas en la universidad. (¡Madre mía! Pienso en esa época donde todavía íbamos por el mundo con el Lugaz Timzal At-Ta’ir y un casete. Ahora hay las mil oportunidades para acercarte al árabe de una forma amena y entretenida).
¿Cómo logré familiarizarme con el dialectal levantino?
Pues lo conseguí por diversos caminos. En primer lugar, poniendo en práctica una gran tolerancia a la frustración. Porque, al principio, escuchar conversaciones no adaptadas se hace difícil porque puedes agobiarte. Los estímulos que entran son muchos y el cerebro no puede procesarlo todo con la rapidez que necesitas. De modo que, hay que hacer uso del botón de pausa y del botón de rebobinar para repetir la escena cuantas veces necesites para entenderlo. (¿Por qué no use los subtítulos? Porque era un reto personal).
En segundo lugar, veía las series con una libreta y un bolígrafo al lado. Así podía apuntar las palabras que creía escuchar para comprobar buscando en el diccionario si estaba en lo cierto o no. Si había entendido bien.
En tercer lugar, cuando mi oído ya estaba más entrenado y empecé a escuchar y entender fragmentos más largos. Mi atención pudo centrarse en cuestiones gramaticales. Fue entonces cuando me dí cuenta de que algunas construcciones del dialectal levantino eran distintas del Árabe Estándar. Ahí fue cuando investigué en Internet.
La caja de búsqueda de Google es una herramienta de lo más eficaz. En cuestión de segundos tienes ante los ojos gran cantidad de resultados que, eso sí, te toca filtrar. En el proceso de filtrado, di con el blog de TeamMaha. De él, pude descargarme un manual bastante útil para familiarizarme con la gramática, los modismos y el vocabulario del dialectal shami. Échale un ojo si te interesa este dialecto porque es bastante provechoso para un estudiante de árabe y, concretamente, de esta variante del árabe. En mi caso, fue clave para hacerme para comprender algunos de sus giros lingüísticos y me dio luz sobre aquello que no comprendía. De hecho, si hace años alguien se partió de risa porque hablaba en fusha como la locutora de la tele en Marruecos, ahora me decían que tenía acento levantino.
Otros recursos
Desde aquel año, ha llovido un poco y, además, Internet se ha convertido en una mina de materiales para estudiar idiomas. No cabe duda de que Youtube en ese aspecto es el rey porque hay todo tipo deyoutubersy de contenidos con los que repasar materias. Solo tienes que buscar un poquito y ahí lo tienes.
Por ejemplo, hay canales como el de Learn Arabic with Maha o el de Barrio Sésamo en su versión árabe (otro de mis métodos favoritos para familiarizarme con la lengua) que pueden ser muy accesibles si estás iniciándote en el aprendizaje de este idioma. Así mismo, están los canales de noticias como Hespress (marroquí, ¿o debería decir emiratí?) o el de Aljazeera dedicado a documentales con los que puedes acercarte al árabe más estándar.
Más series
Yo, por lo pronto, ahora ando viendo Filinta, otra serie turca doblada al árabe levantino. En este caso, se trata de una telenovela que narra las aventuras de un detective turco Mustafa Filinta durante la época previa a la Primera Guerra Mundial en Turquía. También tengo localizada ya una serie marroquí llamada عين الحقcon la que me voy a tener que aplicar porque está en dariya y no lo controlo mucho, la verdad. Será una oportunidad estupenda de adentrarme en este dialecto.
Otras telenovelas turcas que he visto ya las tenéis en las cadenas de televisión generalistas españolas: Sühan (no entiendo el porqué de este título), Amor de Contrabando,… En mi opinión están realmente bien hechas, pero no soy ninguna experta en cine ni series. Por curiosida, ¿has visto alguna? ¿Qué te parecen?
¡Ah! No me despido sin mencionar toda la producción audiovisual que se hace específicamente para Ramadán. Hay series que tienen muy buena pinta y que tengo en el tintero como, por ejemplo, Tango.
Mi nombre es Thais Pintor y soy salmantina, el primer paso fue Túnez, ahora vuelo un poco más lejos. Siguiente destino: Egipto. Estudiar árabe en España fue "fácil", enfrentarme a la inmersión lingüística, no tanto.