Si eres lector habitual del blog, sabrás que en septiembre publiqué mi plan lector de literatura árabe de 21/22. Si no lo eres, te estarás enterando ahora. Sea como fuere, el mes de febrero estaba destinado a la obra El regreso de Hisham Matar. Sin embargo, cuando quise comprarla, vi que existía cierta dificultad para encontrarla. Había elegido esa novela del autor porque tenía en mente relacionarla con una novela homónima del autor marroquí afincado en Francia Tahar Ben Jelloun. Ideas que se le ocurren a una. La cuestión es que, sin darme cuenta, seguí la senda de la soledad que me había marcado Estoy Solo del mauritano Beyrouk y me decanté por leer Solo en el mundo del autor libio Hisham Matar.
Este es el momento en que te toca decidir si quieres continuar leyendo para saber qué me ha parecido esta lectura o si quieres seguir cualquier otro de los caminos que hay a tu disposición en esta casa.
Si has decidido seguir, quizá tengas curiosidad por esta novela libio-americana. Antes de sumergirme en ella, sabía más bien poco sobre este país. Obviamente, sabía que era un país árabe situado entre los países englobados en el Magreb y los países del Mashreq (Oriente Medio). Por tanto, lo podemos considerar como un país bisagra entre ambas manifestaciones, por así llamarlas, del mundo árabe.
Libia es un país árabe situado en el Norte de África. Últimamente recalco la africanidad de cierta parte del mundo árabe porque se me ha metido en la cabeza que estudié este conjunto de países como si fuera un conjunto aislado situado en el vacío o como esa imagen ampliada del mapa que pierde su contexto. En cualquier caso, batallitas a parte, además de ser un país árabe-africano, también es mediterráneo. Por tanto, junto a nuestro país, forma parte de ese conglomerado de países variopintos bañados por el Mare Nostrum. En consecuencia, somos vecinos, sí; aunque de esos que se conocen poco o casi nada y a penas se saludan cuando se encuentran en el descansillo o en el ascensor.

Precisamente, esa vecindad mediterránea en época del imperio romano fue mucho más que eso. Ya que lo que hoy es Libia también formó parte de este imperio y, por supuesto, se da buena cuenta de ello nada más comenzar esta novela. Leptis, que no es otra que la capital libia, Trípoli, es el escenario donde transcurren las aventuras infantiles de Solimán. Un niño de nueve años con un padre revolucionario, una madre entre la depresión y el alcoholismo y un país sumido en la dictadura de Gaddafi. Por cierto, respecto al inicio de la novela, comentaré que me recordó en cierta forma a la descripción de Orán que hace Camus en La peste.
Muammar Al-Qaddafi fue durante cuarenta años el regente de este país. Un dictador que quiso ser el único referente de este país para el mundo. Supongo que lo consiguió porque es difícil pensar en Libia sin que acuda a la mente la imagen de este sátrapa. En mi caso, tengo algún recuerdo de mi infancia o de mi juventud donde este dictador aparecía en las noticias porque había venido a España acompañado por su guardia personal conformada por mujeres y con sus jaimas que plantaba donde iba a quedarse.
Parece que es imposible recordar alguna noticia sobre Libia que no esté directamente ligada con el propio dictador. Por tanto, como dice Hisham Matar, por boca de Solimán, protagonista de su novela, Libia era Qaddafi y Qaddafi era Libia. Esa era la única identificación posible. Recuerdo ligeramente lo acontecido con los atentados de Lockerbie o, más recientemente, su derrocamiento en 2011.

Así que, con esta novela no he descubierto la figura de Gaddafi, pero sí he sido testigo de cómo era la vida en Libia bajo el gobierno de este tirano. De hecho, a lo largo de esta novela asistes a seguimientos de la mujabarat (policía secreta) de todos aquellos a los que consideran traidores, ves interrogatorios televisados o ejecuciones sumarias en campos de baloncesto mientras una masa enfervorizada lo contempla. Es curioso porque todas estas escenas resonaban en mi mente porque las había leído antes en algunas distopías que tengo por casa. La primera que me viene a la cabeza es El cuento de la criada de Margaret Atwood. Digo que es curioso porque choca ver cómo determinadas situaciones que colocamos en el ámbito de la ficción ocurren en la realidad.
Otro de los temas que vertebran la novela es la situación de la mujer en Libia. Esta situación la encarna la madre de Solimán — al que llaman así por el Sultán otomano a cuya figura le han dedicado los turcos una serie—. Um Solimán, una niña obligada a casarse y a abandonar los estudios, critica continuamente a Sherezade, heroína del clásico Las mil y una noches. Una heroína para algunos, ya que logró salvar su vida y la de su pueblo gracias a su habilidad como hakawatía (cuenta cuentos) y su astucia. Son embargo, para Salma, madre de Solimán, Sherezade eligió el sometimiento y la esclavitud en lugar de la libertad.
Así, Um Solimán encarna a las mujeres y su papel en la sociedad libia. Las mujeres que no pueden elegir sus destinos. Las mujeres a las que obligan a casarse a los catorce años frustrando así sus sueños. Las mujeres que deben ser más jóvenes que sus maridos para poder servirles bien cuando estos sean mayores. Las mujeres que, al casarse, pierden el derecho a seguir estudiando. Mujeres que se convierten en madres a pesar de no quererlo. Mujeres cuyos hijos por muy poco tienen su edad. Niñas cuidando de niños. Estas son, a grandes rasgos, las quejas o la denuncia sobre la situación de la mujer en Libia.
Las mujeres madres y la madre patria. Esa madre patria que te agobia, te asfixia, te obliga a amarla y, si no lo haces, te ejecuta o te impide volver. Te envía al exilio. Un exilio que te deja desamparado, sin calor de los tuyos, sin la cercanía de aquello que amas. Un exilio que te deja solo en el mundo; aunque tengas contactos que te abran la puerta a un nuevo mundo.
En definitiva, Solo en el mundo de Hisham Matar es una buena lectura. Una novela que, a ratos, parece una distopía por las decisiones impuestas por Gaddafi a sus ciudadanos, Otras veces, es más la descripción de la vida bajo la dictadura de Gaddafi a los ojos de un niño. Y, finalmente, se convierte en las reflexiones de un adulto exiliado sobre cómo su patria lo expulsó sin haber cometido mayor falta que la de ser hijo de un revolucionario que pagó un alto precio por serlo.
Creo que es una novela interesante para tenerla en el apartado de Mundo Árabe de cualquier bibiloteca pública y, cómo no, en tu biblioteca particular. Además, teniendo en cuenta el hermetismo que ha rodeado a este país, es una buena forma de acercarse a él.
Muchas gracias por tu tiempo. Ojalá te animes a hincarle el ojo a esta novela. Cuéntame qué te ha parecido si la lees.
2 opiniones en “Lectura del mes: Solo en el mundo de Hisham Matar (Libia)”