Traduzco este artículo de Arablit por tres razones: primera, para tener acceso a esta información sobre el género de la ciencia ficción palestina en español; segunda, ver las conexiones que existen entre este género y la situación actual de los territorios ocupados y, tercera, considero importante llamar la atención sobre las diferentes formas en que se puede entender los géneros narrativos en función de la cultura que los produce. Como siempre, espero que sea de tu interés.

La próxima semana, Lindsey Moore participará como ponente en la serie de charlas de PalREAD tituladas “Relocating the Map” donde los expertos debatirán sobre la obra Drones y Clones en Palestina.
A lo largo de su charla, Lindsey Moore responderá a algunas cuestiones relacionadas con la forma en la que se conceptualiza la distopia en el contexto literario de Palestina.
Entrevista
Tal y como la artista palestina Larissa Sansour remarcó en en una entrevista reciente, la situación palestina es ya una distopia (ya no tanto en sentido negativo, como se suele entender de forma general; si no, específicamente, como utopía invertida). ¿En qué se diferencia la ficción especulativa, en concreto la ficción distópica, en un panorama como el palestino de la producida en otros países donde este género narrativo se concibe como un «advertencia» de lo que podría ocurrir «si no hacemos XYZ»?
Lindsay Moore: La distopia, por lo general, sirve como artefacto literario con el que condensar y aglutinar tres peligros a los que hacemos frente: el totalitarismo, la tecnocracia y la tecnología cuyo uso llevado al extremo amenaza con alienarnos y diluirnos. Sin embargo, ¿quién es ese «nos» que nos atrae hacia al precipicio y nos hace alejarnos de él a un mismo tiempo? Los escritores palestinos lidian todos los días con una distopia en el presente real – el hartazgo y la deshumanización, los oprimen cada día en un no-estado carcelario.
Incluso en el sentido en el que tú estás preguntando, la distopia palestina también es distinta. En el texto paradigmático de Tomás Moro de 1516, Utopía es un lugar aislado al que se ha llevado a la fuerza a un grupo de personas. ¿Te suena de algo? Los escritores palestinos evocan una discronotopía, ya que se trata de una configuración espacio-temporal múltiple y jerarquizada condensada en un pequeño punto geográfico. No puedes ir al Cisjordania -en caso de que seas uno de los afortunados que puede hacerlo- y pasar por alto la impresión que te provoca contemplar en un lado de la calle un campo de refugiados y al otro, un asentamiento israelí; los rascacielos de Tel Aviv son perfectamente visibles desde las colinas de Cisjordania.
De modo que, si esta situación de «aquello en lo que no queremos convertirnos» es más que cercana a la realidad en el caso de los escritores palestinos, ¿qué caminos les quedan para especular sobre el futuro? Y me refiero a especular en su sentido estricto porque la situación palestina está lejos de la certidumbre.
Algunos críticos sugieren que la especulación o ciencia ficción es un género impuesto desde fuera en la literatura árabe; algo que los occidentales quieren ver en los recovecos de la tradición literaria árabe. ¿Qué piensas sobre estas dos posturas y cómo influyen en los escritores palestinos y su recepción?
LM: Esta es una cuestión complicada sobre la que necesitamos seguir investigando. No quiero hacer suposiciones acerca de las motivaciones de escritores o lectores, puesto que estas pueden ser diversas a un mismo tiempo; así como, inconscientes en parte. Hay un trabajo muy importante de defensa realizado por la literatura árabe (y la israelí): así, las motivaciones son tanto políticas como económicas y estas son las impulsoras para la captación de la audiencia internacional. Además, no podemos olvidar que la mayoría de los palestinos viven fuera de Palestina/Israel y, por tanto, muchos de ellos leen en inglés o en otras lenguas europeas.
Si nos fijamos en el desarrollo de la reproducción de Palestina a lo largo de varias áreas culturales, los tropos nacionales y las narrativas establecidas están cambiando, o, al menos, se percibe que están transcurriendo por otros derroteros. Larissa Sansur menciona, en la entrevista que has citado, que se resiste a la imperativa documentación cuando se trata de representar a Palestina: la autora se reafirma en el dominio sobre el lenguaje de la representación; no solo a nivel lingüístico, ya que juega con los códigos establecidos por los géneros y usa una superespeculación de los medios. ¿Por qué los palestinos no deberían escribir ciencia ficción?
Comma Press ofrece nuevas vías y posibilidades para adentrarnos en este debate sobre la autenticidad contra lo creado por el márketing con la intención de vender. Esta pequeña editorial independiente mantiene su credibilidad al tiempo que aglutina y reúne a escritores, editores y traductores entorno a historias palestinas que venden de forma muy eficiente.
Más allá de Ibtisam Azzem y su obra El libro de la desaparición y de la antología Palestina + 100, ¿sobre qué otros libros hablarás? ¿Cuál es el nexo de unión de todos estos textos?
LM: Palestina+100, está soberbiamente editado por Basma Ghalayini, se trata de una colección de historias muy rica y variada desde distintos puntos de vista: de la geografía, de la temática y del género. Por ejemplo, a través de El libro de la desaparición de Ibtisam Azem podemos formarnos una idea sobre el grado de especulación al que se puede llegar en Palestina en relación a la posibilidad de un futuro imposible. En La tercera guerra mundial de Ibrahim Nasrrallah (la traducción está al caer en inglés), trastocará el sentido que se tenga del futurismo palestino.
El dron come conmigo de Atef Abu Saif aparece aquí porque tiene unas características muy particulares: se presenta como un diario de testimonios y documentos, lo que sugiere un uso del texto escrito a mano como resistencia a la tecnología conectada. En cuanto a Larissa Sansour tiene una enorme influencia en cómo se concibe la narración especulativa – no solo a través de sus cortos, sino también a través de sus colaboraciones literarias como, por ejemplo, en La novela de Nonel y Vovel escrita a cuatro manos junto a Oreet Ashery.
Los nexos de unión entre ellas, desde mi punto de vista, son las paradojas palestinas; su compromiso con el futuro a pesar de vivir en un presente insostenible; enraizando en los ambiente locales y las experiencias que allí se viven allí al mismo tiempo que proyectan un futuro o evocan otro mundo u otras posibilidades.
¿Puedes avanzarnos alguna de las preguntas que piensan lanzar en la charla? ¿Con qué idea te gustaría que se quedara la audiencia?
LM: Me gustaría que reflexionaseis sobre las capacidades que tiene el género y el tipo de ideas que, tanto escritores como lectores, han ido forjando sobre la ciencia ficción palestina. Estoy realmente interesada en cómo se manipula el aspecto tiempo de estas narraciones -incluso el aspecto espacio-temporal, como he comentado anteriormente- que nos presenta la ciencia ficción palestina en distintos medios. Así mismo, deberíamos darle alguna vuelta al tiempo en el que se adscriben estos textos dentro de la historia: si hay una similitud en lo básico, cómo se adaptan las tendencias del género o cómo se configura el legado de la industria.
Espero que este artículo sobre el género de la ciencia ficción, nos recuerde que, ni siquiera cuando hablamos de géneros literarios, podemos dar nada por sentado. Que un género tenga determinadas características en una zona, no quiere decir que las cumpla en otras porque, quizá, la realidad que viven es otra. La literatura es una vía estupenda para conocer las realidades de los otros y compararlas con la nuestra.
Un comentario en “Drones y clones: cartografiando la ciencia ficción palestina con Lindsey Moore”