Comparto aquí algunas citas y fragmentos de la colección de relatos breves La vejez y otros relatos de Latifa Al-Zayyat, traducido por Dolores del Mar Padilla González y publicado en la colección Al-Nahda Minor, Granada, (1990).
A través de estos relatos, la autora reflexiona sobre cómo hacemos frente a los distintos acontecimientos que marcan nuestras vidas según nuestra edad; así como plantea las diferentes actitudes que adoptamos ante las relaciones con nuestras parejas o ex parejas, con los hijos, ya sean estos menores o adultos.
La visión de una mujer a los sesenta es diferente de la que tiene a los cincuenta, aunque tanto en una como en otro están presentes, en la multiplicidad de los aspectos, facetas contradictorias que se reconcilian al final de la existencia.
En La vejez, p.29
En todos estos relatos, indaga y explora las bases sobre las que construimos nuestras relaciones sentimentales, ya sea con amantes, parejas, hijos, etc., pero hoy me voy a quedar en La vejez, la médula espinal de esta colección. Y, más concretamente, con las reflexiones que lanza sobre esa idea tan manida que tenemos de que el amor es que dos personas se fundan para convertirse en una sola. Esa idea que nos lleva a depender del otro y, en algunos casos, dejar de ser quienes somos para convertirnos en lo que sea el otro.
Así, sobre la idea del amor donde dos personas se convierten en una sola, reflexiona lo siguiente:
No es fácil que el hombre descubra la realidad de que lo que llamaba amor fue una pérdida y lo que llamaba entrega fue disolverse en el otro, enterrar la propia personalidad, y lo que llamaba unidad fue muerte.
En La vejez, p. 51
Unas líneas más abajo, argumenta y explica la imposibilidad de que dos personas lleguen a ser una sola porque eso implica la renuncia de una de ellas a ser:
Llamamos amor a esta forma de amor unidad y los dos amantes se convierten en uno. Y dos seres humanos iguales no pueden alcanzar la unidad, pues la unidad significa enterrarse uno en beneficio del otro o enterrar al otro en beneficio propio.
En La vejez, p. 51
Y continúa:
Ningún amor es posible sino entre dos seres humanos parejos.
En La vejez, p. 55
Cuando habla de amor en este relato, no solo hace referencia a su relación con Ahmad, cuya muerte le genera una gran crisis de identidad; sino que también medita sobre la unión que mantiene con su hija y que describe como «una dependencia embrionaria» que a ambas molesta. De hecho, cuando finalmente toma conciencia de que esa forma de relacionarse no es sana, toma cartas en el asunto. Al fin y al cabo, es mejor no depender de una sola persona ni de un única cosa. ¿ O qué piensas tú?
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