Nota: el artículo original se titula Radwa Ashour day: 10 to read and 1 to translate por M. Lynx Qualey en Arablit, pero como en español solo tenemos una obra suya traducida, me ha parecido más oportuno modificar el encabezado.
La novelista egipcia Radwa Ashour (1946-2004) fue una autora muy aclamada, así como activista, investigadora y profesora. Es una de las únicas 12 escritoras incluidas en el listado de los 100 mejores escritores de la literatura árabe contemporánea elaborada por la Unión de escritores árabes. La obra elegida para forma parte de esta lista fue Granada, una trilogía muy popular entre los lectores egipcios y de otros países de lengua árabe.
El año pasado, se hizo una recopilación de los artículos y charlas publicados en los últimos diez años de su vida y se publicó bajo el título: Todos los oprimidos tienen alas, que el periódico Al-Ahram consideró como uno de los mejores libros de 2019.
Maria Waner escribió tras la muerte de Ashour en 2014:
Radwa es una voz muy poderosa, fuerte, entre los escritores egipcios de la posguerra. Su integridad y su coraje son excepcionales. Toda su obra está sólidamente imbricada en la historia de sus país y la pasión que siente por ella se refleja en sus novelas.
Las novelas de Ashour no escamotean el tema político; más bien están llenas de personajes que se enfrentan a numerosas dificultades, ya estén ambientadas en Al-Ándalus, un lugar mítico, Palestina o el Egipto contemporánea.
La traductora Barbara Romain habla en un intercambio epistolar electrónico sobre las traducciones y la obra de Ashour:
De entre las características que adoro de la obra de Radwa está su coraje a la hora de enfrentarse a aquello que es impensable como las atrocidades a las que he hecho referencia hace un momento. En su obra hay una especie de apartado para sus sentimientos (como puedan ser, por ejemplo, sus decepciones en las relaciones familiares); sin embargo, no teme afrontar las verdades más ásperas y, por tanto, tampoco se las escatima al lector.
1 para leer
Granada en Ediciones del Oriente y Mediterráneo. Traducida por María Luz Comendador. Con esta novela, Ashour entra dentro de la lista de 100 mejores novelas árabes contemporáneas. En ella, se habla de Granada en la época de Cristóbal Colón -un momento de extrema persecución religiosa-; es una historia sobre libros, los amantes de estos y el librero Jaafar.
10 para traducir
La primera obra de Ashour es El viaje, que fue traducida al inglés por Michelle Hartman y publicada por Interlink Books en 2018. Esta es una novela de memorias de la escritora entre 1973 y 1975, época en la que esta escritora realizó su doctorado en la Universidad de Massachusetts sobre literatura afroamericana. En esta obra se mezclan las dificultades personales que vivió en EEUU, Palestina y Egipto. Desde ese punto de vista, se puede considerar que es una pionera en mostrar los EEUU a través de los ojos de una de las más grandes escritoras egipcias. Puedes leer un extracto en este enlace.
La breve pero encantadora Siraaj, traducida por Barbara Romain, es una obra que se diferencia del resto de sus narraciones: Se trata de la historia de una revuelta reprimida contra un despótico sultán que gobierna en una zona imaginaria situada en Yemen en una época cercana al siglo XIX. Es una fábula histórica o una historia fabulada hermosamente narrada y traducida a un inglés cálido por Romain. Es una novela de la que es muy fácil enamorarse. Aquí tienes un fragmento para que te hagas una idea.
Barbara Romain también ha traducido Espectros: dos novelas de meta-memorias relacionadas a través de personajes ficticios. Con ella ganó el premio Internacional de la Feria del Cairo, así como se presentó al Premio de Traducción Banipal. La narración alterna las historia de Radwa y Shagar: dos mujeres nacidas el mismo día; una profesora de historia y la otra de literatura.
Camiones azules, traducido también por Barbara Romain. Se trata de una novela de saga familar sobre el exilio, la política, el Egipto de entonces y el de ahora. En ella seguimos la vida de Nada, una chica franco-egipcia, activista, lo que sirve a la autora para contarnos lo que implica el activismo en el contexto vital de una persona; así como qué aporta al activismo la vida personal de cada una. En este enlace puedes leer un extracto.
Otra de las novelas más populares de Radwa Ashour es La mujer de Tantura, traducida por Ray Heikkinen. Una novela de historia familiar, Tantora sigue a una mujer palestina desde la época anterior a 1948 a través de los distintos exilios en los que vive: Líbano, Egipto y Dubái. Es una novela de esas que te rompe el corazón, ya que en ella se narra la tensa relación entre una madre con sus hijos exiliados. Es, además, un análisis de experiencia con los eventos de Shabra y Shatila. La mayor parte del encanto de esta novela radica en la relación que mantiene esta mujer con sus tres hijos, que tienen caracteres muy distintos. Puedes leer un fragmento aquí (ÁR/EN).
Dos historias cortas de Radwa Ashour: El hombre sentado en el parque está esperando y Él quiere que le rasuren el pelo, ambas traducidas por Emily Drumsta. La primera empieza así: «Al principio, no me había dado cuenta de que él estaba allí. Estaba absorta jugando con uno de los pequeños: me habría tirado la pelota, habría levantado la cabeza para seguir su trayectoria por encima de mí y, finalmente, habría corrido con los brazos abiertos para cogerla en el momento que cayese«.
También hay una obra suya muy interesante que pretende contestar a la pregunta: ¿Soy escritora? Esta se titula Mi experiencia como escritora traducida por Rebecca Porteous. De igual forma, si no tienes inconveniente con leer en Google books, tienes disponible El informe de la señora R en relación al último de la semana.
En Más pesado que Radwa, la escritora comparte su amor, cariño, sabiduría y autoconomiento que ha ido ensamblando a lo largo de su vida. La reseña que le dedican en Al-Ahram comienza así:
Radwa estaba despertándose de una operanción en EEUU, cuando supo que el presidente Hosni Mobarak había sido derrocado. A pesar de que estaba todavía bajo los efectos de la anestesia, no pudo evitar sonreír. Había llegado viva, como muchos de su generación, para ver este día.
Tras cuatro operaciones cerebrales, Radwa regresó con la salud suficiente como para ir a visitar la Plaza de Tahrir el 26 de mayo coincidiendo, casualmente, con la fecha de sus cumpleaños. En Más pesado que Radwa, comparte su triunfante derrota sobre la enfermedad entremezclándola con el empeño que había puesto la revolución egipcia en un viaje manchado por las sangre y las balas de los francotiradores.