Shadi Rohana, que ha hablado sobre su experiencia como docente en las asignaturas de Literatura árabe moderna y Literatura árabe moderna: literatura testimonial femenina impartidas en El Colegio de México, ha sido uno de los participantes durante 2018 en la series de Arablit sobre Enseñar con literatura árabe traducida.
Entre muchas cuestiones, le hemos hecho la siguiente:
¿Por qué has hecho un esfuerzo tan consciente para incluir a escritoras en la asignatura: Literatura árabe moderna: literatura testimonial femenina?
Shadi Rohana: Porque en la primera parte, está plagada totalmente por escritores. En ningún momento estaba intentado seguir un canon; simplemente, improvisé, buscando obras traducidas y libros de fácil adquisición para incorporarlos a nuestra biblioteca; de modo que cualquier estudiante de nuestro centro pueda acceder a ellos en el futuro. El pasado semestre, cuando comencé a impartir esta asignatura, supe que era la primera vez que se impartía un curso de literatura árabe moderna en México. Tuve que emplearme a fondo porque hay muy pocos libros traducidos disponibles. Íbamos a leer únicamente libros en español, por lo que terminamos leyendo libros escritos por hombres por dos motivos: 1) la disponibilidad de obras traducidas en la biblioteca, traídas de allende los mares y 2) mi propia ignorancia sobre las escritoras árabes y la práctica masculina en la lectura.
Por estos motivos, junto a los estudiantes, decidimos que íbamos a dedicar el siguiente semestre a la lectura de escritoras traducidas al español o al inglés. Estas últimas son más abundantes y son más fáciles de traer desde EEUU. De hecho, hay una gran variedad de autoras árabes de distintas épocas y países traducidas al inglés en oposición al español. Ni qué decir tiene que muchas de las autoras propuestas para este semestre no las he leído antes y, por tanto, estoy haciéndolo al mismo tiempo que mis alumnos.
En términos de bibliografía y diseño del curso, pedí recomendaciones a mis amistades. Amal Eqeiq del William College de Estados Unidos, que también enseña literatura aquí, me guió en la preparación de este curso. De hecho, hemos tenido una sesión vía Skype, en español, para nuestra clase en México al principio del semestre.
Es fantástico que hayas decidido esto junto con tus alumnos. Huda FakhrEddine parece que está relativamente satisfecha con el hecho de que las mujeres hayan estado ausentes de su plan de estudios indicando que lo más importante eran los méritos etéticos (y arguye, razonablemente, que las mujeres no deben incluirse en las listas simplemente por una cuestión de empatía o cuota). ¿Por qué es importante para ti (o tus estudiantes) incluir la escritura de las mujeres en el plan de estudios?
Shadi Rohana: Estoy de acuerdo con lo que dice Huda. No deberíamos leer escritoras árabes condescendientemente. Cuando esto ocurre, uno puede empezar a buscar en la literatura escrita por mujeres formas específicas de cómo deberían escribir las mujeres; si existe una forma femenina de escribir, al tiempo que etiquetamos a otros con «no femenina» y así. Esto ocurre muy a menudo, no sólo con las mujeres.
De cualquier forma, los motivos para leer, así como las razones para escribir son muy variadas. Estos pueden ser relativos al género, la sexualidad, la clase social, lo rural en oposición a lo urbano, políticos e ideológicos, históricas, etc. Aquí, en este curso, los criterios no han sido estéticos, sino que se trataba de ver cómo piensan individualmente las mujeres a través de la literatura. Estamos pensando sobre los temas que trataremos en el próximo semestre: colonialismo, sexo, estética, historia, pobreza, lenguaje, literatura, religión, independencia, el velo y la revolución.
Vamos con la traducción del post Arablit de hoy. Así aumentamos un poquito más nuestro conocimiento del panorama literario del mundo árabe.
En la serie «escritoras árabes que se están traduciendo o deberían traducirse» que se publicarán los martes de agosto, nos centraremos en el trabajo de escritoras árabes cuya traducción recomendamos. Hoy, proponemos el trabajo de estas cinco dramaturgas: Raeda Taha, Laila Soleimán, Yasmine Emam, Dalia Taha y Rama Haydar.
Los domingos del mes dedicado a mujeres que están siendo traducidas (#WITMonth), echaremos un vistazo a los clásicos -traducidos o no- escritos por escritoras árabes. Este domingo, es el turno de Enayat al-Zayyat y si novela Amor y Silencio, revisado por Imán Mersal en su nuevo trabajo de no ficción En la pista de Enayat al-Zayyat (ÁR), que puedes comprar ahora en Kotub Khan Books:
Esta nueva obra se centra en la casi olvidada escritora egipcia que publicó una única novela Amor y silencio y que se suicidó en 1967. La novela de Al-Zayyat, de total vigencia en la actualidad, también ha sido reeditada por Kotub Khan Books.
En 1993, Imán Mersal se encontró en el mercadillo de libro de Sur Azkabiya con esta obra de Enayat al-Zayyat. Desde ese momento, tanto la obra como la vida de Enayat al-Zayyat se convirtieron en una obsesión para la poeta egipcia. De modo que, de acuerdo con su editor, el libro de Mersal navega entre discusiones con aquellos conocedores de la obra de al-Zayyat, la investigación y la creación de versiones imaginativas que hacen vivir a la autora en nuestros días.
De hecho, parece que Imán Mersal tiene una especial inclinación por aquellas autoras o casi olvidadas. ya que anteriormente había escrito sobre Sanya Salih.
Todo apunta a que Enayat al-Zayat escribió historias cortas que se publicaron en 1960 en Anis Mansur, pero esto es algo poco conocido.
Cuando nos preguntó The Guardian, Ahdaf Soueif puso en la lista Amor y Silencio calificándola como una de las más grandes historias de amor, junto con la trilogía de El Cairo de Naguib Mahfouz, Los días del agua de Colllete Khoury o Jahiliyya de Laila al-Juhani.
En el capítulo Egipto del libro Escritoras árabes: una guía crítica (1873-1999), Hoda El-Sadda escribe lo siguiente sobre Amor y Silencio:
En Al-hub w-al-Samt, la única novela de Enayat al-Zayyat, conocemos a Najla, una chica de dieciocho años de buena familia que cae en una depresión aguda tras la muerte de su hermano. Najla se siente insignificante dentro de una familia que ha perdido un hijo y donde a ella no se le presta apenas atención. La protagonista habla sobre el sentimiento de inferioridad y el deseo de desaparecer. Najla termina por odiar su feminidad a la que responsabiliza directamente de su situación. Le encantan los colores pastel porque le hacen ser casi invisible. En otra parte de la novela dice: «¡Cómo odio este precioso cuerpo!… Me avergüenza… La feminidad me desborda sin pedirme opinión». En la compañía donde trabaja conoce a Ahmad, un periodistas de izquierdas revolucionario. En ese momento, se siente llena de vida y abandona los colores pastel: «Quiero colores vivos… Un color que me reafirme y haga que él me mire». La novela muestra la evolución de la consciencia de la protagonista desde importantes fases de autoconfrontación y descubrimiento hasta llegar al punto en que reafirma en su autoconocimiento, su individualidad y su liberación de lo que ella concebía como el secuestro de su feminidad. Se siente mucho más fuerte para enfrentarse a los problemas, lo que transforma su relación con Ahmad hasta el punto de llegar a ofrecerle ayuda. Cuando Ahmad muere, ella decide enfrentarse a la vida con valentía. Se inscribe en la Escuela de Artes y utiliza el arte para exaltar las emociones y defender a la humanidad. La novela termina con la revolución del 23 de julio. Así, su nueva consciencia nace al mismo tiempo que una nueva nación egipcia. De este modo, vemos como la liberación individual de la mujer está unida a la de la sociedad.
El próximo domingo, el clásico revisado será: Zaynab Fawwaz, una feminista árabe del siglo diecinueve.
PD: Hay una película basada en el libro rodada en 1973.
Dejo aquí la traducción/adaptación del artículo de M. Lynx Qualey publicado en Arablit en el que reflexiona sobre las implicaciones de que te etiqueten con «la primera». Lo curioso es que todas estas observaciones acerca del discurso sobre la condición de ser el primero, llegaron después de leer una entrevista A Teun Van Dijken la Vanguardia. En ella expone la idea de que ningún relato – término muy de moda ahora- es inocente y es obligación nuestra conocer qué argumentos e ideas esconde. Por esta razón, me parece tan pertinente y necesaria la traducción de este escrito. Más ahora, momento de la historia en que tanto se reivindica el papel de la mujer en la historia, la literatura, la sociedad, etc.
A continuación os dejo, estas ideas sobre lo que significa, en el caso de las mujeres, que nos pongan la etiqueta «ser la primera». ¿Qué significa esto? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Se abusa de este discurso? ¿Podemos darle la vuelta?
Cuando Joha Al-Jarthi ganó el premio Man Booker Internacional de 2019 se convirtió en la primera autora de novela escrita en árabe que lo ganaba.
Sin embargo, dado que Joha Al-Harthi es una de las 10 personas que ha ganado este peculiar premio así como que 4 de los ganadores anteriores son autores ingleses, no es especialmente sorprendente. Después de todo, ningún español, francés o alemán ha ganado hasta ahora el International Man Booker.
Así mismo se ha hecho hincapié en que la novela Sayyidat al-Qamar de Joha Al-Harthi (O Celestial Bodies según la traducción Marylin Booth) ha sido la primera novela omaní traducida al inglés (no hay ninguna obra del Sultanato traducida a nuestro idioma). Sin embargo, aunque no se sabe qué significa esta hazaña para los omaníes o para los ingleses, no es una afirmación cierta. Ya que el omaní Abdulaziz al-Farsi ganó el premio de la IPAF por la Tierra llora, Marte ríe (sin traducción a la lengua de Cervantes) traducida en 2013 por Nancy Roberts para AUC Press.
Eso sí, Al-Harthi es la primera autora omaní (se remacha y remarca porque es mujer) en tener un libro traducido al inglés en su totalidad. Ser la primera, según el Guiness Book of World Records style, si haces algo específico suficientemente bien, seguramente te incluirán en la lista. De cualquier modo, esta afirmación más que arrojar luz, lo emborrona toda. De hecho, en el caso de Joha Al-Harthi y la literatura omaní, este premio ha conseguido eclipsar todas las obras literarias de otras autoras de Omán escritas antes de As-Sadyyat al-Qamar, incluida la obra previa de esta autora ganadora.
Es cierto que esta etiqueta de «ser la primera» que se le ha puesto a Al-Harthi es muy poderosa. De hecho, si buscas «primera autora árabe» en Google images, encontrarás una gran cantidad de imágenes de Joha Al-Harthi, así como la poeta arabo-americana Naomi Shihab Nye, la novelista emiratí de ciencia ficción Nura al-Nouman, y Raja Alim si te pases un buen rato dándole al botón del ratón hacia abajo.
(Este es el momento, en que voy a probar qué ocurre cuando una española hace esta búsqueda en su idioma. ¿Qué imágenes aparecerán? (música de intriga) El resultado es… Joumana Haddad en décima posición, ocho fotos más allá sale la imagen de una portada de un libro de Nawal As-Saadawi. En el puesto número 9, encontramos una foto de la polémica serie Jinn y si sigues más abajo: Gadha as-Samman,…). Esto es lo que hay en España.
Prueba a hacer la búsqueda, como aquí cada una vemos una realidad, puede que obtengas otro resultados. ¿Me los dejas en comentarios?
«Ser la primera» se expande más allá del centro literario, como es algo que está más allá de y está en permanente estado de descubrimiento. La novela de Mbarek Oulud Los tambores del desierto es la primera novela mauritana traducida al inglés en 2018; la adaptación de Wajdi al-Adal Tierra sin jazmines ha sido la primera producción teatral yemení estrenada en UK en 2019 (Prometo buscar cuál ha sido en el caso español porque sé que hay alguna obra de teatro árabe puesta en escena en nuestro país). En 2016, Asesinato en la calle del restaurante, fue la primera obra de teatro traducida al inglés. En ese mismo año, también se tradujo La noche de la ciudad me miró fijamente de Ali Bajtiar.
Los primeros sirven también para hacer una redifinición cultural. «Un comienzo», según Edward Said en «Inicios», nos da la oportunidad de combatir el desorden de la cruda real que no se asentará». Elliot Colla escribió sobre Cómo, y por qué Zayneb se convirtió en la primer novela árabe. Hay muchos otros inicios por los que continuar. El trabajo de las mujeres, en particular, parece haberse convertido en «descubrimientos» que pivotan sobre la base de que el trabajo de las mujeres está en permanente estado de hallazgo y sorpresa. Cuando Hoda Barakat ganó este año el IPAF por su novela El correo de la noche, ha sido continuamente mencionada como la primera e indiscutible ganadora y se han referido a Raja Alem, co-ganadora, como la segunda mujer que ganó el premio. (¿Ser la segunda ahora es algo remarcable?)
La condición de ser la primera es una narrativa socorrida entorno a la que escribir un artículo. Recientemente, mientras escribía un ensayo breve sobre la historia corta sudanesa, me resistí a caer en el recurso de «ser la primera» cuando nombre An-Nahda y al-Fajr como las dos primeras revistas literarias; Malakat como el primer ganador del premio de historia breve de la Radio de Sudán; Tayeb Saleh fue el primero en lograr reconocimiento internacional,…). De hecho, en lugar de recurrir a esta idea de ser primera, destaqué que la literatura escrita por mujeres siempre había estado presente. En tiempos de Nahda y al-Fajr, había mujeres liderando salones de lectura y, antes de estas, en el siglo XX hubo mujeres poetas como Bint al-Makawwi o Umm Misaymis. ¿Y antes? Probablemente hubo gran cantidad de contadoras de historias anónimas que inventaban cuentos.
El trabajo de las mujeres se ha olvidado sistemáticamente, obviado, e incluso denostado por la tradición literaria. En Internet puedes encontrar miles de historias sobre «la primera mujer escritora», incluida una publicada en Washington Post titulado Una primera vez para las escritoras árabes sobre una Feria del libro dedicada a las mujeres árabes en El Cairo. En dicho artículo se preguntaban qué podía esperar un observador occidental de un evento así. La feria es una gran ideal, al igual que el IPAF para mujeres. De hecho, los organizadores de la feria de El Cairo le han otorgado un premio literario a Radwa Ashour (La Trilogía Granada), Ahlam Mosteghanem (Le memoria de la carne) y Buzaini an-Nassiri (No dicen a qué libro, pero supongo que es por sus historias breves).
El artículo, publicado en 1995, deja en el lector la sensación de que las autoras árabes se encuentran continuamente en su condición de «estar al principio»:
Las mujeres árabes de las élites siempre han escrito, desde los tiempos del profeta Muhammad en el s. VII, Pero, por lo general, escribían para un público privado o una audiencia de amigos y familia. No como hoy en día. Lo que ha conseguido esta feria es enviar un mensaje claro: Los escritos de las mujeres son competitivos y han logrado venderse mucho y bien tanto dentro como fuera de nuestra región.
Esta observación del Washington Post no es la primera sobre la condición sobre ser la primera. Por desgracia, tampoco será la última.
Ciertamente, hay formas productivas de mirar los cambios en la escritura de las mujeres, y también en cómo son recibidos. Volviendo a Joha al-Jarthi; Mona Kareem observa muy provechosamente en una entrevista titulada La novela feminista aumenta en el Golfo Arábigo que al-Jarthi tendrá la oportunidad de brindar mejores oportunidades para las escritoras árabes.
This Women in Translation (#Witmonth), intentaremos no incidir en la condición de ser la primera de las autoras árabes. En lugar de eso, mencionaremos a las escritoras silenciadas y olvidadas.
Wallada Bint al-Mustakfi(994/1091) Gloria patria. Por cierto, hay una novela que se llama Las estirpe de la mariposa de Magdalena Sala que habla sobre ella. Como hay mucha información sobre esta poeta cordobesa en español y en línea, voy a reunirla toda en otro post.
Mi nombre es Thais Pintor y soy salmantina, el primer paso fue Túnez, ahora vuelo un poco más lejos. Siguiente destino: Egipto. Estudiar árabe en España fue "fácil", enfrentarme a la inmersión lingüística, no tanto.