Hakawati (حكاوتي) significa contador de historias; cuentistas; gente que domina la capacidad de la narrativa oral y te envuelven con sus cuentos. El cuentacuentos entretiene, enseña, divierte y, en el caso de Oriente Medio, además, es un trabajo.
A mí, y creo que como a cualquier criatura, me encantaban y me encantan los cuentos. Recuerdo que tenía un disco de vinilo (sí, así de antigua soy) con una carátula donde aparecía dibujado el genio de la lámpara. Me chiflaba ponerlo y escuchar aquellas maravillosas historias de Aladino (علاء الدين), su alfombra voladora y esa lámpara que al frotarla liberaba a un genio que le concedía tres deseos. ¿Quién no ha pensado desde bien pequeña qué pediría?
Por cierto, este cuento que pertenece a las Mil y Una Noches; aunque parece ser que no aparece en la versión original de esta antología. Así que, pensándolo bien, mi primer contacto con la literatura árabe no fue en la facultad; sino a través de estos cuentos. No se me había dado cuenta hasta ahora. Incluso, puede que a ti te haya ocurrido lo mismo. ¿No has visto Aladino y la lámpara maravillosos? O, quizá, te hayan contado la historia de Alí Baba y los cuarenta ladrones. ¿No viene a tu cabeza esa famosa frase: ¡Ábrete Sésamo! (افتاح يا سمسم)? Como curiosidad contaré que con esta frase bautizaron a la versión árabe de nuestro Barrio Sésamo. ¿
Confieso que no he leído al completo las Mil y Una Noches, pero una de las características más interesantes de este libro es que la narradora (Hakawatia) es una mujer; Sherezade (شهرزاد). Una muchacha que se las tuvo que ingeniar para librarse de la muerte a través del arte de la narrativa oral. Gracias a su ingenio y a su dominio de la lengua árabe, consiguió burlar su destino. Cada noche le contaba al rey con quien se casó una historia que lo mantenía en vilo hasta el amanecer. De modo que, la dejaba con vida para poder escuchar el final y enlazar con la siguiente historia.
Dejo aquí este podcast de audiolingua en árabe, donde explican quién era Sherezade y, en Meem Magazine, nos cuentan el poderío de esta mujer en Sherezade: la mujer y el cuento (ÁR).
¡Ah! Que se me olvidaba, la figura de Sherezade ha sido utilizada por Joumana Haddad en Yo maté a Sherezade para reflexionar sobre la situación de la mujer árabe y los estereotipos o clichés que tenemos sobre ella en Occidente.
Siguiendo las estelas de las hakawatias, me encontré con Shabaliyat; uno de los podcast que forman parte de Sowt del que ya os hablé. Me parece un recurso magnífico para familiarizarse con la entonación del árabe, con su gramática y, por supuesto, con el saber popular.
Sin duda, uno de los mayores problemas que me he encontrado en el aprendizaje del árabe ha venido de la falta de conocimientos culturales populares. Porque, sí, durante la carrera su estudia política (contada por europeos), literatura (pero no se lee en su lengua original), etc.; pero no son conocimientos suficientes para comprender los mensajes. (Esta reflexión merece un aparte porque aprender una lengua no es simplemente aprender su vocabulario y su gramática, va más allá de eso). Retomo para decir que este podcast es una forma deliciosa de disfrutar del árabe al tiempo que ejercitas tu comprensión auditiva en este idioma(tengo pendiente algunas reflexiones sobre este tema).
Para terminar, anoto que estoy releyendo El contador de historias de Rabih Alameddine porque es un estupendo entretenimiento y una magnífica vía de conocer la tradición literaria de la cultura árabe. Aquí aparecen nombrados y citados, por ejemplo, Al-Mutanabi, Abú Nuwás, Ibn Hazm y muchos más.
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